Albina es albina, Lucía no.
Son hermanas, son las chicas Kowalski, las únicas en un barrio de hombres pies feos lastimados, apiñados alrededor de una fábrica.
Gallotti ha matado a los conejos del amo Capalbo.
Ahora anda sin religión y quiere cobrarse la deuda.
El padre ya no puede moverse, sólo engorda, el criadero de caracoles no funciona. La deuda se hace infinita.
Todo es ruina y desolación.
Se dice que un mechón de albina cura cualquier enfermedad.
"Albina se despliega sobre los limites de un mundo animal y poético en un suburbio que limita con la nada. Nada puede verse, ni probarse. Pero todo está allí, en el afuera que ellas traen o espían. No es más que un cuento cruel" Mónica Salerno